divendres, 24 de desembre del 2010

Navidad, navidad, dulce navidad...

Fue la única solución que se les ocurrió. Su situación era desesperada: no tenían papeles, no tenían trabajo, apenas hablaban el idioma, estaban a punto de ser expulsados del piso en el que vivían porque llevaban tres meses si pagar el alquiler. De hecho, no eran católicos, ni siquiera cristianos, así que no dominaban demasiado toda la parafernalia navideña.

Pero pensaron que aquella solución provisional les permitiría ganar unos cuantos euros, quizás lo suficiente como para pagar el alquiler, evitar el desahucio e intentar comenzar de nuevo. Sabían que no tenían licencia para vender nada, ni siquiera tenían una tienda, vendían en la calle, en los mercados, en algunas tiendas de compatriotas suyos. Y la verdad es que no les iba del todo mal, de hecho habían empezado a fantasear con montar su propio negocio, porque por alguna extraña razón (¿la Navidad?) muchas personas compraban sus artículos para sus retoños. Eso sí, sólo durante un par de semanas al año. Pero si la cosa iba así de bien en diciembre, quizá se les ocurriera algo más para Carnaval, o Semana Santa, o Sant Jordi, o…

Todo esto lo explicaron como pudieron, ayudados por una traductora, en comisaría. Una tarde, la policía se presentó en el taller, se llevó todas las piezas, y a ellos los detuvieron y les tomaron declaración. Insistían en que no pretendían hacer daño a nadie, ni aprovecharse de nadie, simplemente sobrevivían… quién iba a pensar que también los trajes de pastorcillo estaban patentados.


Estos párrafos son míos, pero la realidad siempre siempre siempre supera a la ficción: haced clic aquí para ir a la noticia.

4 comentaris:

lasoniete ha dit...

que li preguntin al Sr. Millet què són 30.000€... les propines del restaurant.

Liou Duvinini ha dit...

Interesante...

Mariana ha dit...

Nunca pensé que los trajes de pastorcillos,en general,tuvieran que estar patentados...

MONICATORRES ha dit...

je je je... siempre supera la realidad a la ficcion.. que bonita manera de contarlo tu!