dissabte, 29 d’octubre del 2011

Canvis

Un trasllat passat per aigua i per festa major, que semblava que no acabaria mai i que gairebé està oblidat. Noves parets, noves portes, noves vistes... nova ciutat, nou barri, mateixa línia de metro, velles amigues i nous amics a prop per primer cop. Nous bars per descobrir, un japonès a la cantonada, un marroquí per explorar. Caixes, llibres a terra, aigua freda i bombetes d'alt consum que han de ser reemplaçades. Estris retrobats als llocs més inverosímils, plantes donades en adopció, plantes pendent de ser adoptades, la meva petita que sempre em rep amb miols i carícies. 

La pluja des del balcó, la primera visita d'amics llunyans, les cosines pintores, un akelarre pendent, el violeta, Visit Palestine, música al portàtil, tele sense antena, ordinador sense connexió, el món està tan lluny i sorprenetment tan a prop. Aquí, a casa meva, la meva nova llar, a la qual no he deixat entrar les coses lletges i que poc a poc es va omplint amb preciositats que espero que es quedin al meu costat una llarga temporada... Al final resultarà que tampoc ho faig tan malament, això de viure... encara que sigui per temporades!


dimarts, 13 de setembre del 2011


Todo el mundo le dijo que era demasiado pronto. Que ella nunca había hecho nada sola, que había vivido durante muchos años en un entorno privilegiado, que tenía suerte de tener un séquito de gente para decidir lo que era mejor para ella, las amistades que le convenía cultivar, la dieta que debía seguir para verse (y que la vieran) siempre perfecta. Que sólo hacía unos meses que había abandonado al príncipe, y el castillo, y eso incluso después de que todo el mundo se lo desaconsejara con vehemencia. Que el escándalo había sido mayúsculo, y lo más adecuado era dejar pasar el tiempo, mucho tiempo, y esperar al olvido de las portadas de las revistas, los progamas de la televisión, para recuperar el anonimato que había tenido una vez, antes de convertirse en la esposa del príncipe heredero. Cuando sólo era una más de todas las mujeres del reino.

Los primeros días se refugió en la antigua casa paterna, pese a la oposición de su madre y su padre a la decisión que había tomado. La acogieron por no aumentar las habladurías, por no sentirse señalados por la calle como unos malos padres que no aceptaban a su hija pródiga. Una hija que había abandonado las comodidades, los privilegios, un futuro sin preocupaciones... por más que lo intentaban, no podían entenderlo. Todas las mujeres envidiaban su suerte, y ella la desperdiciaba, olvidaba sus obligaciones como princesa y se empeñaba en quimeras absurdas. 

Pero ella estaba decida a seguir adelante, a no conformarse con las reverencias hipócritas o asustadas de la mayoría de los súbditos. No soportaba más bailes de gala, más cócteles, más actos benéficos con personas que acudían a ellos y que, por un porcentaje ínfimo del valor del vestido que llevaban puesto, sentían que contribuían a erradicar la miseria del mundo.

El príncipe le había prometido que con ella en palacio, las cosas serían diferentes. Ella aportaba frescura a la monarquía, tenía puntos de vista modernos que podrían hacer que todo empezara a cambiar. Ella conocía al pueblo, provenía de él, y quién mejor que una persona sencilla para acercarse a los súbditos y ayudarles a solucionar sus problemas. Pero en el momento en que intentó expresar opiniones propias le dejaron claro que lo único que le estaba permitido era ser encantadora. Sonreír, saludar, inclinarse ante su suegra, besar manos de obispos, recibir saludos militares de generales.

Aguantó todo lo que pudo. Porque amaba al príncipe y amaba a su pueblo. Incluso hubo momentos en los que llegó a estar convencida de que funcionaría. Pero un día se dio cuenta de que lo único que la retenía en palacio era su amor por el príncipe, porque el amor a su pueblo podía expresarse de otras maneras más justas, más grandes, más allá de una familia perpetuándose en un privilegio absurdo y obsoleto. Y decidió dejar el palacio. Porque su amor por el príncipe no era suficiente. Necesitaba algo más... necesitaba saber que no sería para siempre la reina madre, fosilizada en los libros de historia.

El camino no fue fácil, no podía esperar a que la gente la olvidara, tuvo que aprender, dejar de alternar con unas gentes y empezar a hacerlo con otras, salir a la calle, intentar entender, enfrentarse a los que le ponían trabas, a los que hablaban de ella sin conocerla. Pero también encontró gente que creyó en ella, en su fuerza e inteligencia, y se unieron a su proyecto. Y después de tantos años como  decepciones, traiciones e ilusiones, cuando dejó de ser la ex-princesa consorte y se convirtió en la primera presidenta de la República, supo que por fin tenía un hada madrina.




dilluns, 5 de setembre del 2011

The Girl Who Bumped Is Still Here

La chica que se encontraba por casualidad con las personas empezó a existir en una pequeña libreta, de la mano de Iris, en un bar de una ciudad musical muy al norte de aquí. De aquello hace ya casi seis años. Hoy, aquí, después de todo lo pasado, lo presente, lo futuro y lo infinito... ha vuelto. De momento no ha traído la libreta inspirada, ni las pintas de cerveza (las ha cambiado por unas cañas), ni las prendas de lana... El frío no le corta los labios todavía, sus padres adoptivos y perplejos ya la conocen, no hay que explicarles que está basada en hechos reales, que es todos mis otros yos juntos, que lo que me enseñó en aquella ciudad del norte y en el siguiente verano bretón aún no se me ha olvidado, aunque algunos días tenga dificultades para encontrarlo en el caos de mi cabeza.

Ha vuelto y espero que se quede, aunque venga silenciosa y se haga de rogar... funky times are back again!


divendres, 22 de juliol del 2011

Una vegada, algú amb problemes dels que qualsevol de nosaltres anomenaríem "seriosos" li va preguntar què és el que ella feia malament. La gent del seu voltant tenia problemes d'addiccions, de diners, de violència. No se'n sortien. Maltractaven qui intentava ajudar-los, mentien a les seves famílies, s'enganyaven, els receptaven tranquil·litzants...

Aparentment, ella era "normal". Tenia una parella normal que l'estimava. Tenia una feina normal que li agradava i que no li pagaven pas malament. Tenia amics i amigues normals amb qui anar de tant en tant a fer una cerveseta, tot tan normal. Estudiava idiomes a les tardes, per ocupar la ment i que no se li rovellés. Sense problemes. Aparentment.

Perquè després de moltes parelles que, normalment, desapareixien ràpidament de la seva vida, d'amics i amiques que, normalment, s'acabaven perdent cadascú en el seu camí, després de feines satisfactòries i que no estaven pas mal pagades però que, normalment, la buidaven al cap de pocs mesos... després de tot això va ser capaç de respondre la pregunta que li havien fet tants anys enrere: el que jo faig malament és viure.

dimarts, 19 de juliol del 2011

Fragilidad



Una copa que se rompe cuando la rozas con el dedo. El equilibrio ecológico. Un papel mojado por la lluvia. Las alas de las libélulas. La salud. Una tarde de sol en noviembre. La economía. Los bebés. Las pompas de jabón. La justicia. La canción de Sting. La confianza. El amor.

dijous, 23 de juny del 2011

Un año más, se prepara a conciencia para su noche más importante. Se acicala el pelo, despeinándolo con cuidado, se viste de colores oscuros para pasar desapercibida. Se asegura de tener a mano todo lo necesario (sombrero, polvos, hebillas relucientes). No se maquilla, no necesita disfraces para salir a quemar la noche - literalmente -, a reunirse con sus amigas.

Lo único que necesita hoy es una escoba, ganas de divertirse y un árbol bajo el que encontrarse con otras como ella. Una palabra: Akelarre!

Feliz noche de brujas a todas... vosotras ya sabéis quienes sois!!! Y al resto... igualmente!

La foto la he encontrado aquí.

divendres, 27 de maig del 2011

Yo no sé cómo describir lo que he vivido hoy... no tengo palabras para expresar tanta indignación, no sé cómo reaccionar ante personas como yo que, parapetadas detrás de un uniforme, una porra y una pistola se ponen delante de mí y de mis hermanas y me amenazan...



Afortunadamente, para lo que sí me sobran palabras es para describir la solidaridad, la convivencia, la convicción, el compañerismo, el idealismo, la utopía, la razón, la resistencia pacífica, el orgullo de ver a mi alrededor a gente como yo, sin pistola, sin uniforme, sin pancartas, cargada de palabras y de razones... gente como yo que dice basta, hasta aquí... No somos violentas, no queremos enfrentarnos a nadie, luchamos por nuestra vida, las de nuestros hijos, las de los vuestros... Los derechos que nuestros abuelos no tenían, los derechos que les debemos a nuestras madres y padres. Ni un paso atrás.



Hemos perdido el miedo. Somos millones y el mundo es nuestro.

dilluns, 2 de maig del 2011

Reciclant... (ja que les noves idees triguen a venir...)

S’ha despistat. S’ha despistat i fa tard per tornar a casa. La mare li ha dit que no s’entretingui, que vagi a buscar l’arròs a ca la Maria i que torni de seguida. No hi ha pogut anar ella mateixa perquè la Laia encara és petita, i si la mare la deixa sola més de deu minuts, comença a plorar sense parar i no hi ha ningú que la pugui fer callar. I ja se sap com pot arribar a treure de polleguera el plor d’una criatura petita...

Així que ha anat directament a casa la Maria, a buscar l’arròs, tal i com li ha dit la mare. Ha agafat el metro i ha comptat tres parades, com li va ensenyar la mare quan era petit. Agafa el metro per la cua. Una, dues, tres. Surt del tren, va cap a la sortida que té més escales, i ja està! Dos carrers enllà, l’espera la Maria. La tieta de la Maria acaba d’arribar de Tortosa, i ha portat un arròs boníssim, d’un conegut que el conrea ell mateix. A ell li és igual l’arròs, no sap distingir un de l’altre, però la mare diu que val la pena, sobretot “en els temps que corren”. La mare sempre diu això, “els temps que corren”, com si el temps anés corrent d’una banda a l’altra! A ell li fa molta gràcia quan ho diu, perquè s’imagina tot de rellotges amunt i avall, fent tard a alguna banda...

Però quan ha arribat a casa la Maria s’ha trobat que en Jordi també hi era. “Sembla que ens hi hem posat d’acord, no?”, li ha dit. I han començat a xerrar de les seves coses, de l’escola, del mestre que els fa la vida impossible, de les mares que sempre els fan fer els petits encàrrecs, i que diuen “els temps que corren”. És curiós que últimament totes les mares facin servir aquesta expressió, pensa. Total, que entre unes coses i altres, s’ha despistat i s’ha fet de nit. Li ha dit a la Maria que marxava corrents cap a casa, però ella no el deixa anar sol. Li ha dit que no pateixi, que ella trucarà la mare per avisar-la i perquè no el renyi, i després de sopar l’acompanyarà a casa ella mateixa, perquè no hagi d’anar en metro ell sol tan tard. En Jordi sí que pot marxar sol, perquè viu molt a prop i pot tornar caminant.

Li encanta quedar-se a sopar a casa de la Maria. Sempre el deixa ajudar-la a preparar el sopar, fins i tot tallar alguna cosa amb un d’aquests ganivets grans. La mare mai no el deixa entrar a la cuina, diu que l’única cosa que fa es destorbar-la, i que la deixi tranquil•la.

Després de sopar, la Maria es posa la jaqueta i l’acompanya al metro. Baixen totes les escales, seuen al banc de l’andana i esperen. Estan sols a l’estació. Esperen. Li fa la impressió que el metro triga molt. Potser és que a aquestes hores ja no funciona. Com que mai l’agafa tan tard, no n’està segur. La Maria li diu que no pateixi, que a vegades a les nits la cosa va una mica més lenta, però que al final podrà tornar a casa seva a dormir, i que si al final el metro no ve, pot quedar-se a dormir amb ella sense cap problema.

De sobte senten moltes sirenes a dalt, al carrer. Potser un accident? Uns minuts més tard, un soroll estrany. Coneixen el soroll del metro, i saben que no és el tren arribant a l’estació. És un soroll nou, no saben què el provoca, no l’han sentit mai. És com si una mosca gegant s’acostés, és un zum-zum fort, poderós, cada cop més proper. Es miren, s’aixequen del banc, es queden paralitzats. No saben què fer. La Maria diu, “anem al carrer, ràpid”, l’agafa fort de la mà i pràcticament estira d’ell escales amunt. Però quan han pujat el primer tram d’escales, es troben que un munt de gent baixa les escales cap a ells, cap a l’andana, cridant, plorant, amb criatures als braços, amb flassades, amb caixes, amb bosses. Algunes persones sense res, soles, perdudes. Totes tenen por. Els arrosseguen de nou cap a l’andana, i allà aconsegueixen fer-se un forat on seure al costat d’una veïna que els ha reconegut i els hi ha guardat lloc.

Ella els hi explica que el soroll que semblava una mosca gegant eren avions i després, quan comencen els trons i els trontolls de les parets de l’estació, els hi explica que això són les bombes que estan tirant aquells avions. Que no miren on les tiren, els hi és igual un edifici del govern que un de pisos on viu la gent normal. I que com que alguns ja s’ho esperaven, s’havien organitzat per anar al metro si això passava. La Maria no en tenia ni idea, ni ell tampoc, però estan contents d’estar allà i que els avions no els hagin enxampat al carrer.

Ara pensa en la mare. I si ella no sap això del metro? I si no li ha donat temps de baixar les escales? Aleshores té ganes de plorar, ara sí que té por. S’abraça a la Maria i amaga la cara entre els plecs del seu abric perquè tota aquella gent del metro no vegi que està plorant. I aleshores entén què vol dir allò dels “temps que corren”.

dissabte, 23 d’abril del 2011

El millor dia de l'any


Llibres al carrer, roses a tot arreu, un sol tímid que encara no sap si es quedarà gaire estona més, un bon regal, millor companyia, un aniversari, dos grans escriptors, algun descobriment, contes als racons, primavera, literatura, literatura, literatura... m'encanta Sant Jordi!


dimecres, 16 de març del 2011

New York, New York


Ella quería venir a Nueva York. Era uno de esos deseos que una tiene desde siempre, casi sin saber por qué, con un objetivo claro pero de origen incierto. Como lo mío con Argentina, que empezó hace 20 años y aún no ha terminado (diría que justo empezó en aquel – lejanísimo ya para mí – 2004). Esos lugares que inexplicablemente te atraen, por su cultura, su clima, su gente, su literatura, su cine…

Ahora lo pienso y soy incapaz de saber por qué ella quería venir a Nueva York. No recuerdo si le gustaban las películas de Woody Allen, o el jazz, o los musicales de Broadway, o los museos de arte moderno… Sólo hablamos una vez del tema, y quizá yo le diera más importancia de la que en realidad tenía. El caso es que ese deseo, que era el suyo, se convirtió en el mío. Como si mi viaje al otro lado del Atlántico en compañía de su ausencia fuera suficiente para resarcir el hecho de que ella nunca vendrá a esta ciudad. Como si comprar el famoso poster de Manhattan y meterlo en la maleta pensando en cuándo se lo daré, como si eso fuera posible, compensara el vacío de no tenerla en mi vida.

Llevo una semana aquí, he paseado por Central Park, he ido a ver Cats, he visitado el MoMA (Erica, a ti si podré darte lo que te he comprado en su tienda de regalos), he cenado en el Village. En fin, he hecho cuanto he podido de lo que me recomendaron gentes varias que estuvieron aquí antes que yo. Y hoy, 18 de marzo, último día de mi visita a esta ciudad, he ido a la Estatua de la Libertad. Me he quedado de pie cerca de la base y he cerrado los ojos. He cerrado los ojos y he sonreído, porque aunque la eche de menos cada día, no puedo evitar alegrarme de haber conocido a la persona más libre del mundo.

dimarts, 8 de març del 2011

Homenatge al poble, metro de Moscou, juliol 2010
Per totes les dones i per totes les lectores!