dimecres, 31 de desembre del 2008

Cuando Pedro salió a su ventana
no sabía, mi amor, no sabía
que la luz de esa clara mañana
era luz de su último día.

Silvio Rodríguez, Causas y azares


Quan la Laura i la Maria Victoria van sortir a la finestra el dia 26 de febrer, no sabien que seria l’últim cop que veurien la llum del sol. Es van llevar com sempre, van fer les seves coses, com sempre. La feina, la casa, els nens, els amics, la trucada urgent, recollir el correu, agafar el metro. Com cada dia. Només que no sabien que era l’últim.

Perquè el seus companys de vida, els que les havien d’estimar i respectar, van decidir matar-les a ganivetades. Altres dues dones van morir el mateix dia, tirotejades al carrer i a un bar. A una la va matar el seu ex marit. A l’altra, l’home que encara estava casat amb ella.

Tan de bo això fos un conte. Un conte d’aquells on hi ha un drac malvat que va menjant-se totes les noies del poble fins que apareix algú amb prou valor per posar-s’hi al davant i fer-li front. Però sembla que, a la realitat, el drac no en té mai prou...

Em sap greu acabar l’any d’aquesta manera, però ja fa massa anys que el comencem i l’acabem sempre així. I la veritat, si m’he de posar a pensar en el portal de Betlem, millor deixar-ho estar, no?

Que el 2009 ens porti una mica més de pau, a totes i tots, arreu...

يؤمل

dimecres, 10 de desembre del 2008

60 anys

Foto: Rina Castelnuovo

Article 13 de la Declaració Universal dels Drets Humans:

1. Tota persona té dret a circular lliurement i a triar la seva residència dins les fronteres de cada Estat.

3. Tota persona té dret a sortir de qualsevol país, àdhuc el propi, i a retornar-hi.


dimecres, 3 de desembre del 2008

Under the weather


Avui és un dia d’aquells... em sento com el dia. Bé, ni tan sols sé com està el dia, perquè no tinc finestra, així que he decidit que està núvol i gris, com jo.

És curiós el que pot fer no tenir una finestra, no? Un petit quadrat al món. Penso en tot el que em perdo per no tenir-ne una i estic intentant atuoconvèncer-me a mi mateixa que no hi ha per tant...

Contres:

- no veig la llum del sol
- no sé si plou o està núvol
- no puc veure la gent atrafegada, les persones que van i venen del mercat
- no tinc ni idea de quina hora deu ser

Pros (responent-me en estricte ordre d’aparició):

- el sol d’hivern tampoc no és tan intens, i el carrer és estret, per tant n’arriba poc, aquí sota
- això que m’estalvio!
- ni els llums de Nadal!!!!
- algú va inventar el rellotge, afortunadament

Però no sé per què, no m’acabo de fer el pes... Cap suggeriment?

Ups! M'havia descuidat... la foto, com molts cops, cortesia de soniete! Gràcies! Més a www.sonietefuen.blogspot.com

divendres, 21 de novembre del 2008

25 de novembre

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!

Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... o no me quieras!

Dulce María Loynaz

dimarts, 28 d’octubre del 2008

Acabo de leer el último libro de Enrique Vila-Matas, Dietario voluble, y me quedo, hoy, con dos cosas:

La primera, la frase “Vengo de parte del Sr. Llovet”, que a lo mejor un día me atrevo a echarle el morro de usar yo también. Al fin y al cabo, también conozco al Sr. Llovet (aunque él ni sepa quién soy yo, perdida entre los miles de nombres de gente que ha asistido a sus clases) y además, siempre brindo por él en las noches memorables, porque es de aquellas personas que han pasado por mi vida y la han cambiado, sin ellas saberlo. Bueno, también brindo por el sexo sin boda y el whisky sin soda, pero eso es otra canción...

La segunda, una idea que va recorriendo el libro continuamente, esas casualidades ante las que una no puede dejar de sorprenderse, aunque tengan una explicación supuestamente lógica: la desaparición de árboles en el barrio de Gràcia que te explican tres personas diferentes, las naranjas, Polonia, etc. Ya sabéis, ese tipo de situaciones que te hacen decir “qué curioso leer esto ahora, justo cuando ayer...”

Pues bien, yo hoy me he acordado del Sr. Vila-Matas no porque haya sido una noche memorable y haya brindado a la salud del Sr. Llovet, sino porque me he visto en una de esas situaciones de sorpresa, de coincidencia. He confirmado la estupidez humana por dos flancos diferentes, en una sola mañana. No sé si es casualidad, quizá es que la estupidez es nuestra principal característica como especie, y la excepción son las personas humildes, inteligentes y sinceras.

dimarts, 7 d’octubre del 2008

Otra versión

Cuando Marta se fue, se llevó su cuadro. El que colgaba en la pared del pasillo de la entrada que hacía las veces de recibidor. Era un cuadro bastante grande, una de esas reproducciones de una obra conocida por todo el mundo y enmarcada en discreta madera fácil de combinar.

Pensó que podía aprovechar para pintar la pared de un color bien escandaloso, algo que tenía muchas ganas de hacer pero que Marta nunca le permitió. Sí, estaba decidido. El fin de semana siguiente iría a la tienda, elegiría el color más vivo y descarado que encontrase y pintaría la pared. El viernes por la tarde compró la pintura, el color más estridente de toda la tienda. El dependiente tuvo que consultar el precio con su jefa, porque nunca había vendido una lata de ese color.

Llegó a casa y dejó la lata de pintura en la galería. “Mañana me pongo”, pensó. Pero un amigo lo llamó para salir a cenar y tomar unas copas y “mañana” se tradujo en una enorme resaca que no le dejó tiempo para nada más que para el dolor de cabeza. Fueron pasando los días, y entre compromisos, trabajo, viajes e historias diversas, la lata de pintura empezó a acumular polvo en la galería.

Al cabo de unas semanas empezó a salir con Sonia, una conocida de un antiguo compañero de facultad, y eso todavía le dejó menos tiempo para nada, así que la marca del cuadro de Marta seguía presidiendo la pared de la entrada. Tenía otras obligaciones más urgentes e interesantes que atender como para pasar una tarde pintando la pared de un color que ni siquiera estaba seguro que le gustara del todo. Le parecía más bien una rebelión contra no sabía muy bien qué, que una decisión tomada libremente.

El día de su cumpleaños invitó a Sonia a cenar a un restaurante argentino en su barrio. Ella insistió en pasar primero por su piso, quería cambiarse de zapatos o algo así, y aunque él le aseguró que no era necesario, y que no quería llegar tarde al restaurante, se dirigieron hacia allí. Nada más entrar en el piso de Sonia, un enorme paquete envuelto en papel de regalo les dio la bienvenida. La forma era inequívoca. Un cuadro. Un cuadro enorme, una de esas reproducciones de una obra conocida por todo el mundo y enmarcada en discreta madera fácil de combinar.

- ¿Te gusta? – preguntó Sonia.
- Eh... sí, claro, me encanta, pero... ¿cómo se te ha ocurrido?
- Bueno, en la pared de la entrada de tu casa hay una marca de un cuadro que ya no está, y pensé que, como no has vuelto a pintar la pared, quizá te parecería una buena idea volver a colgar un cuadro en aquella marca.

Así que allí, en la marca de Marta, colgó el cuadro de Sonia. Era como si la hubiera medido, encajaba a la perfección. No pudo evitar pensar que había algo perverso en todo aquello. Pero de nuevo la vorágine de los días, las rutinas y los placeres lo sumergió en otros pensamientos y otras preocupaciones.

Hasta que Sonia también se marchó. Y le pidió su cuadro de vuelta. No pareció gustarle mucho la idea de que Alba, su mejor amiga, pudiera disfrutar de aquel cuadro que ella había pagado mientras pasaba los fines de semana en la casa de quien había sido su novio. Así que de nuevo volvió a aparecer la marca de la pared. Sólo que ahora no sabía si la marca era de Marta o de Sonia, estaba confundido. Para deshacerse de ambas (marcas), decidió que había llegado, definitivamente, la hora de pintar la pared.

Pero había pasado tanto tiempo, y en la galería se habían ido acumulando tantas cosas, que la tarea de encontrar la lata de pintura comprada y nunca estrenada le pareció demasiado pesada. “Más adelante”, pensó. Y obviamente ese “más adelante” nunca llegó. O al menos no antes de que Alba, mucho más decidida y diligente que Sonia, llegara un día con un póster. Una de esas reproducciones de una obra conocida por todo el mundo y esta vez sin enmarcar, con lo cual era mucho más fácil de combinar. La motivación, la misma que la que había tenido Sonia, tapar la marca de la entrada. Ella misma colgó el póster con unas chinchetas, y de nuevo el proyecto pintor quedó en el olvido.

Ahora hace seis meses que Alba se marchó con su amigo de la facultad. No podía soportar su recuerdo en aquel póster maldito de la entrada. Lo arrancó de la pared y lo rompió en miles de pedacitos de papel. Ahora no sabe si pintar la pared, dejar la marca de Alba (o de Sonia, o de Marta) o cambiar de casa y mudarse a una sin paredes.

dilluns, 6 d’octubre del 2008

D'estrena...

Increïble com dóna de sí un cap de setmana... dos dies i mig i la quantitat de coses que poden arribar a passar!!!

I sí, totes bones, hi ha algú que s'ho cregui?

Estem d'enhorabona per la Laia, la filla de la Susana i el Toni, que estrena vida... Benvinguda, petita!!!

Estrenem pis! Amb les seves habitacions separades per parets i portes! Tot un luxe en els temps que corren i tenint en compte d'on venim. No sé si m'avindré a viure en un lloc on, si estàs dinant a taula, t'hagis d'aixecar per agafar alguna cosa de la nevera...

Próximamente, convocatoria por estreno!

I estrenem un any, 365 dies nous de trinca per a nosaltres!!

I amb una mica de constància, estrenarem conte d'aquí uns dies...

dimarts, 9 de setembre del 2008

dimecres, 3 de setembre del 2008

Un miércoles de septiembre

Hoy necesito saber la diferencia entre dos palabras, necesito definirlas, saber qué significan. Alegría y tristeza son las escogidas, porque últimamente me cuesta un poco reconciliarme con ellas.

Consulto un diccionario y me sorprende el contraste:

alegría:
1. f. Sentimiento grato y vivo producido por un motivo placentero que, por lo común, se manifiesta con signos externos.
2. Persona o cosa que manifiesta o causa alegría.
3. Falta de sensatez, frivolidad.
4. Ajonjolí.
5. pl. Cante y baile andaluz cuya tonada es viva y graciosa.

tristeza:
1. f. Cualidad de triste.

Sin más, no hace falta extenderse. ¿Demasiado claro? ¿Demasiado asumido? Pero no me rindo, ¡yo quiero saber lo que siento! Para eso están las palabras, para definir cosas, ¿o no? ¿me han estado engañando todo este tiempo?

Consulto otro diccionario más:

alegria:
1. f. Sentiment de plaer que neix generalment d’una viva satisfacció de l’ànima i es manifesta amb exteriors. (Está claro, ¿no?)
2. f. Sèsam.
3. f. Balsamina.

tristesa:
1. f. Estat de qui està trist.
2. f. Qualitat de trist.
3. f. Causa de tristesa.

¿?

Me recuerda a aquellos tiempos en que buscaba puta (con perdón) en el diccionario, y encontraba ramera como definición. Como ya sabéis, al buscar ramera, la definición te devolvía al inicio de la búsqueda, entrando en un bucle sin fin. Me pregunto si pasa lo mismo con la tristeza. Espero que no.

divendres, 1 d’agost del 2008

Mouse

El ratolí va desaparèixer un diumenge. El vaig buscar per tota la casa, sense saber-me avenir que pogués desaparèixer. Semblava tan quiet, sempre, allà lligat a l’ordinador. Després de buscar i no trobar res, encara encuriosida per la misteriosa desaparició, vaig decidir posar-m’hi sense ell. Havia de consultar el correu electrònic perquè esperava un missatge des de feia dies i volia saber si l’havia rebut. Però treballar sense el petit rosegador electrònic no m’és fàcil, la veritat, així que amb prou feines vaig aconseguir veure la meva safata d’entrada, on – òbviament – no estava el correu esperat.

La setmana va transcórrer com la resta de setmanes, els dies anaven passant i el ratolí no apareixia enlloc. Vaig decidir comprar-ne un altre, però entre les presses i els horaris atapeïts, no ho vaig fer, i ho vaig deixar per un altre moment.

No va ser fins divendres que em vaig adonar que una altra desaparició havia tingut lloc en la meva vida. Em disposava a agafar el cotxe per passar fora el cap de setmana, quan tot just sortint de l’aparcament vaig sentir un soroll estrany. Havia una roda punxada, la de la part dreta posterior, per ser exacta. Em vaig preparar pel pesat tràmit de canviar-la, però la meva sorpresa va ser adonar-me que el gat no hi era. Pràcticament vaig desmuntar el cotxe per trobar-lo, segura que havia d’estar per allà, perquè només l’he fet servir un cop, i mai l’he tret del maleter. Però no va aparèixer. Al final vaig haver de trucar al servei tècnic de la companyia d’assegurances perquè me la canviessin i poder arribar al meu destí més o menys a l’hora prevista.

A estones, durant aquell cap de setmana, em voltava pel cap la idea de que les dues desaparicions estiguessin relacionades d’alguna incomprensible forma, pensant quina podia ser la connexió entre tots dos esdeveniments. Què era més misteriós, que el ratolí de l’ordinador, amb cable i tot, s’hagués esborrat del mapa sense cap pista, o que el gat hidràulic hagués desaparegut del maleter del meu cotxe sense cap explicació raonable?

Diumenge al vespre, vaig tornar a casa i vaig voler comprovar si el correu que esperava des de feia més d’una setmana havia per fi arribat. Després de barallar-me amb el teclat durant una estona i maleir-me a mi mateixa per no haver trobat el temps d’anar a comprar un ratolí nou, vaig poder consultar el correu i vaig comprovar, un cop més, com allò que esperava no havia arribat. Però una adreça de correu em va cridar l’atenció, perquè no la coneixia. Vaig obrir el missatge i vaig llegir-lo. Era el meu veí, que em demanava que quan arribés a casa, passés a veure’l perquè li semblava que tenia una cosa que era meva. Havia aparegut de sobte al seu jardí i s’havia passat el cap de setmana preguntant a tothom de l’edifici, que havia negat la propietat. Per tant, només quedava jo, i si li fes el favor d’anar a fer-hi un cop d’ull...

No tenia ni idea de a què es podia referir el veí, però vaig anar a tocar el seu timbre per tal d’esbrinar-ho. Aleshores em va acompanyar fins el jardí. I allà, estirat a la gespa amb el somriure dels felins satisfets, el gat hidràulic jugava amb el seu àpat preferit: un ratolí electrònic que encara movia dèbilment el cable mentre el seu caçador es disposava a cruspir-se’l.

dijous, 24 de juliol del 2008

Nuestras manos



acariciar, besar, curar, dibujar, escribir, fotografiar, gustar, herir, inventar, jugar, morder, nada, oler, pecar, querer, remar, saborear, tentar, unir, volar...

me faltan algunas letras, pero hay todo un abecedario entre nuestros dedos!


gràcies per les fotos i els somriures, Sònia!





divendres, 11 de juliol del 2008

Funky days are back again...

Després d’un interminable període d’hivernació, va tornar a treure el cap per una petita obertura per on es començava a veure un raig de sol.

Al principi la va cegar aquella llum a la que s’havia desacostumat durant el temps que va durar el seu tancament. Els ulls li picaven, li costava enfocar la vista, alguna llàgrima va brollar per tal d’alleujar-la una mica. Tot i així, va haver de fregar-se les parpelles per poder començar a intuir el que tenia al davant.

De sobte havia arribat l’estiu. Durant el tancament no havia estat conscient de res, ni tan sols del pas del temps. Però ara la rebia aquell sol encegador, la seva llum blanca sobre els arbres, fent pampallugues sobre les ales de les papallones que poblaven efímerament el bosc. Va parar l’orella: brunzit d’abelles, les fulles dels arbres mogudes pel vent, les cries dels ocells nervioses als nius, la remor de l’aigua del riu. Les olors de les flors i la resina li omplien els pulmons amb ganes de viure.

Va decidir seure una estona vora el riu, a veure i escoltar com la corrent jugava amb les roques del llit, creant a cada moment escultures d’aigua tan diferents com irrepetibles. Devia ser allà que es va quedar adormida, bressolada pel bosc, els sentits delectats per la cançó de bressol que la natura cantava per a ella.

Quan va despertar, després d’uns moments de confusió per no recordar on estava, es va adonar que no havia sortit del cau, sinó de darrera una pila de papers. I que el primer que havia vist no era el bosc, sinó el plàtan del carrer al qual donava la seva finestra. No hi havia papallones, com a molt algun borinot despistat. El brunzir de les abelles era el trànsit de la avinguda veïna, i devia ser l’hora de dinar, perquè del bar de sota pujava olor de croquetes acabades de fer.

Les llàgrimes van tornar a pujar-li als ulls.

dimarts, 1 de juliol del 2008

Missing

És curiós com les presències i els compromisos canvien amb la tècnica i la modernitat...

Últimament no paro de trobar-me gent (físicament) que em demana quan caram penso actualitzar el blog, que no hi ha manera de saber què és de mi!

Curiós perquè a aquesta gent la veig a concerts, sopars, terrassetes d'estiu (un "visca!" per a qui les va inventar!), i parlem, de com van les coses, què estàs fent aquests dies, sí, ja he rebut el teu SMS, gràcies per recordar-te'n, etc. Però això sí, la frase final sempre està esperant: "i el blog? quan l'actualitzes?"

Bàsicament aquest post és per fer una declaració d'intencions: estic viva (física i virtualment), i tinc unes ganes boges de posar-me a escriure... i de moment aquí s'ha d'acabar la història, només de moment. Aquesta muntanya de papers que tinc a l'esquerra amenaça d'empassar-se'm sense cap mena de metàfora si no li faig cas i la vaig buidant.

Espereu-me! Plis!

dijous, 22 de maig del 2008

Perduda entre els números del pressupost que estava intentant quadrar, no va sentir el telèfon mòbil que sonava insistentment. Bé, sí que el va sentir, però com un soroll de fons, com el so ambiental d’una pel·lícula, sense parar-hi gaire atenció.

Només quan el timbre de l’aparell va deixar de sonar i el silenci – relatiu, com sempre al nostre entorn – va tornar a l’habitació, es va adonar que l’havia sentit. És curiós com sovint som conscients de la presència de les coses quan no hi són, fins i tot de les més petites. El telèfon que ha deixat de sonar, el parell de botes de muntanya que necessitem aquest cap de setmana però que fa mesos que vam llençar perquè mai no hi anem, a la muntanya, les persones que estimem... des d’allò més profà al més metafòric.

“Bé”, va pensar, “si és important, ja tornaran a trucar”. I va continuar ballant entre els números que, juganers, es negaven a deixar-se a atrapar en la lògica de sumar sempre el mateix. Però el telèfon no va tornar a sonar. Ni aquella tarda, ni mai més. De tant en tant el despenjava per comprovar que hi havia línia. Tot correcte. Fins i tot va trucar a la companyia telefònica per saber si podia ser una avaria, que hi hagués línia però que no rebés trucades. Al teleoperador li va semblar que devia estar molt sola, o molt desesperada, aquella dona. S’imaginava una espècie de maníaca obsessiva que cada dos per tres despenjava el telèfon perquè ningú no la trucava mai. “Què trist”, pensà mentre anava cap a casa seva, al vespre, després de la feina.

Però ella no estava trista, només encuriosida pel misteri del telèfon silenciós. Mai va saber si qui la trucava el dia que ella es perdia en sumes, restes i percentatges tenia alguna cosa important a dir. Al final, va acabar per donar de baixa la línia, perquè no té cap sentit tenir-la operativa si ningú t’ha de trucar, i ella ja sabia com posar-se en contacte amb les persones que li interessaven.

Des d’aleshores, no es sobresalta per un timbre inoportú, ni pensa que s’està perdent quelcom massa important, ni té la impressió d’assabentar-se de coses que no ho són gens, d’importants, ni té por de no poder atendre la trucada, ni està disponible les vint-i-quatre hores del dia. De tant en tant li sembla sentir de nou la melodia del seu telèfon mòbil, però és només una il·lusió.

Una trampa del silenci.

dimecres, 14 de maig del 2008

Con esto me conformo






Sin duda, la frase del viaje! Y la gran pregunta: ¿qué nos lo impide?





dimarts, 13 de maig del 2008

14 de mayo, nada que celebrar...

En todas las historias hay, como mínimo, dos versiones. A algunas personas les parecerá que 60 años son todo un logro, algo que celebrar, una pequeña gota en un mar de siglos por venir. Un motivo de alegría, una gran fiesta.

A otras, 60 años les parecerán demasiados, una eternidad que – por definición – nunca termina. Después de 60 años soportando una situación insoportable, el pueblo palestino sigue ahí, a pesar del olvido y la indiferencia. Ahí sigue y también celebra la derrota, la naqba, el desastre, la catástrofe.

Yo por mi parte celebraré el recuerdo de Palestina, el calor de su gente y su valentía, su acogida, su esperanza, e intentaré cumplir así el encargo que me hicieron: no nos olvidéis.

dimecres, 23 d’abril del 2008

Soy El guardián entre el centeno...


...de J.D Salinger. Si tuviera que elegir el libro que sería si las personas fuéramos libros, ése sería el mío. Porque la primera vez que lo leí pensé que ése sería el libro que yo escribiría si supiera escribir, que ésas eran las palabras que yo buscaba para expresar lo que sentía, y que, como Holden, yo también quería saber qué pasaba con los patos y el estanque de Central Park en invierno. Todo eso se ha ido confirmando en las sucesivas relecturas, además de la sorpresa de no poder parar nunca de leer, aunque ya sepa cómo acaba la historia, aunque cada vez entienda un poco menos a Holden, porque yo crezco pero él sigue teniendo diecisiete años.

Quizás El guardián entre el centeno hubiera sido la segunda parte de Peter Pan si Barry hubiera vivido el tiempo suficiente para escribirlo, no sé. Sólo sé que me costó mucho elegir cuál de las dos historias es más yo. ¿Típico?

Y vosotr@s, ¿qué libro seríais?

Bona diada a totes i tots!!!

dimarts, 8 d’abril del 2008

Son aquellas pequeñas cosas...

Quan se li va aparèixer la seva fada madrina va voler demanar moltes coses: un vestit nou per anar al ball del cap de setmana, unes sabates de vidre, una carrossa tirada per cavalls blancs, un cos com els de les dones que surten a la tele, un compte corrent com els dels homes que surten per la tele, una feina que no fos ben bé una feina, una casa gran amb un jardí ple d’arbres perquè el gat s’hi pogués enfilar a prendre el sol... i va seguir pensant en totes les coses que li agradaria tenir, o fer, o veure.

I es va atabalar. Es va posar nerviosa de veure tot el que volia i que podia no tenir mai si errava la jugada i feia enfadar la fada. Havia de pensar-s’ho molt bé. Havia de saber escollir amb calma, mantenint la fredor de pensament.

Jo no sé què li devia passar pel cap, però quan es va menjar el tros de pastís de xocolata que la fada li havia concedit com a únic desig, li van venir ganes de plorar de felicitat.

dimecres, 2 d’abril del 2008

Como la vida misma, 2ª parte

Al final no vaig trobar la persona que havia perdut les claus. Vaig esperar uns quants dies, mirava per la finestra de tant en tant, a les tardes, mentre preparava el dinar del dia següent. Però mai no vaig veure ningú amb actitud de buscar res, ni ningú va posar cartells, com fan a les pel·lícules, ni res de res.

Així doncs, no sé què obren aquelles claus. No sé si és una porta, una caixa forta, un cotxe, un diari íntim... i per això cada dia m’agraden més. Les tinc a casa, amb les claus conegudes que sí que sé què obren.

I des que van arribar he descobert que a vegades és millor no saber què vols obrir ni quan, que sovint hi ha portes no s’obren, per moltes claus que provis al seu pany, i que els diaris íntims no s’haurien de tancar amb clau, perquè la seva pròpia condició hauria de ser suficient com perquè ningú els obrís sense permís. També m’he adonat que quan menys t’ho esperes, la porta impossible que no s’obria des de feia segles (i això que ho havies provat tot: oli, còpies de claus fetes una vegada i una altra, tornavisos...) de sobte un dia, amb un cop d’aire, s’obre de bat a bat.

Resumint: no sé qui va perdre aquelles claus, però espero no haver-li de tornar mai!

dilluns, 31 de març del 2008

No abras la ventana


Esto es un cuento. La historia comienza con una pareja que está en una cama. La habitación es pequeña, apenas lo justo para que quepa la cama, un armario y un par de mesillas de noche. El resto de la vivienda no es mucho más: una pequeña sala con una mesa y dos sillas, una minúscula cocina y un baño en el que no pueden entrar ambos a la vez porque se entorpecen el uno al otro por la falta de espacio.

En la habitación hay una ventana, y otra en la sala – comedor. La del comedor está cubierta por un estor de color crema que deja pasar un poco de luz del exterior, pero la de la habitación no tiene estor, ni cortina. Sólo una persiana que siempre está bajada. No vale la pena abrirla, las vistas no inspiran demasiado. Una calle estrecha, un edificio abandonado justo enfrente, y poco sol es todo lo que se puede ver desde esa ventana. Además, las noches de fin de semana el neón del bar musical de abajo no deja dormir con sus intermitencias azules y rosas. Así que apenas abren la persiana, salvo para ventilar, cuando abren también la ventana y la dejan así todo el día, mientras están en el trabajo.

No les importa demasiado la falta de fantásticas vistas, porque no están mucho en casa y porque así preservan su intimidad de los ojos curiosos del vecindario, demasiado poblado y tan aburrido que una de las pocas diversiones consiste en meterse en las vidas ajenas. La estrechez de las calles favorece el cotilleo, así que no les preocupa tener la persiana bajada. Sobre todo cuando comparten sus momentos más íntimos, aquellos que les dejan sus trabajos, de horarios imposibles.

Disfrutan de cada uno de esos momentos como si fuera el primero. No hace mucho que viven juntos, y quizás esa sea la explicación de que aún no hayan perdido del todo la pasión. O quizás no la pierdan, por lo menos no de momento.

Una de las primeras veces que hicieron el amor en el piso acababan de trasladarse. Era un verano húmedo, y acabaron sudando entre las sábanas, satisfechos pero exhaustos. Entonces ella se levantó de la cama, y él le preguntó:
- ¿Dónde vas?
- A abrir la ventana – dijo ella – Me muero de calor. Me da igual que me vean los vecinos, voy a abrir para que corra un poco de aire.
- No puedes hacer eso – dijo él.
- ¿Por qué no?
- Porque estamos en pleno enero, y esa ventana da directamente a la Plaza Roja. ¿Tienes idea del frío que hace en Moscú ahora mismo? ¿Estás loca? No puedes abrir la ventana.

Ella sonrió, y a partir de aquel día, cada vez que alguno de los dos intenta abrir la persiana el otro le recuerda por qué no puede hacerlo.
- ¿Abrir la ventana en plena Costa Brava, con la tramontana en todo su esplendor? Déjalo para luego y vuelve a la cama...
- No, cariño, no abras aún. Me gustan más las calles de París cuando anochece y se encienden las luces. Si la vemos ahora nos parecerá una ciudad como todas las demás, sin ningún encanto. Vuelve conmigo a la cama...
- A veces pienso que no estás muy bien de la cabeza. ¿A quién se le ocurre querer abrir la ventana ahora? Vale que estamos en un oasis, pero al fin y cabo esto es un desierto... vuelve, vuelve, vuelve...

Y así, buscando excusas para no salir de la cama, para no abrir la ventana, pasan los días. Cada día viajan a un lugar diferente, cada día es una sorpresa. Nunca hay planes, así que siempre es una incógnita en qué lugar van a amanecer por la mañana… Sólo hay una norma, aunque nunca hablan de ella ni se la han impuesto, pero ha surgido así… No se puede repetir sitio. Se trata de vivir cada día en un sitio distinto, de oler cosas diferentes cada mañana, de hablar miles de idiomas, tantos como hay en el mundo, aunque ni siquiera sepan que existen.

A veces la gente del barrio se pregunta por qué sonríen aquel par, por qué salen de casa, casi cada día, con el aire distraído de alguien que acaba de volver de un largo viaje en algún lugar lejano y que regresa observando atónita lo que la ha rodeado siempre como si lo hiciera por primera vez. Y es que aparentemente no hay muchos motivos para sonreír cuando se vive en un barrio gris, de calles estrechas, casas pequeñas y futuros inciertos. Pero ellos parecen haber encontrado algunos. Tantos como lugares increíbles hay en el planeta.

De repente un día se dan cuenta de que han estado en un montón de lugares sin salir de casa, sin ni siquiera ver la luz. A él le hizo especial ilusión el viaje a Londres, porque el sol de la primavera brillaba con tal fuerza sobre las casas de colores de Notting Hill, que tuvieron que dejar la persiana bajada para no deslumbrarse. Y ella disfrutó como una cría cuando, cerca de Tombuctú, una inesperada tormenta de arena les obligó, de nuevo, a mantener la persiana cerrada. Siempre la han atraído los desiertos, y recuerda aquel día como uno de los mejores viajes de su vida en común.

Mañana es domingo. Mañana no hace falta poner el despertador. Mañana pueden dormir hasta que se cansen… Mañana, cuando abran la persiana, tomarán el café mirando por su ventana, observando las vistas desde lo más alto de la abadía del Mont Saint Michel, discutiendo dónde empieza Bretaña y acaba Normandía, porque la bruma del Atlántico no les deja distinguir el río ni el horizonte. Y porque en realidad, cuando desde la ventana de tu dormitorio puedes ir a donde quieras, las fronteras no existen.

dilluns, 10 de març del 2008

49 anys...


Un altre d'aquells dels que ningú se'n recorda...

divendres, 7 de març del 2008

Permítanme que me ponga sentimental...

Alguna vez me han preguntado por qué hay un día de las mujeres y no hay un día de los hombres... casi siempre contesto que el día de los hombres es casi todos los días, pero la intención de hoy no es ponerme feminista (o sí?)

Bueno, a lo que voy, yo miro a mi alrededor y tengo muy claro por qué las mujeres que me rodean se merecen un día:

Mi madre porque no se pueden usar las palabras para explicar por qué se lo merece.

Mi hermana, por ser valiente y vivir como quiere, aunque las demás no siempre la entendamos.

Mi abuela, por empezar todo esto, como mínimo...

Mis tías, porque entre todas han vivido 100 vidas, a cuál más difícil, y aún así siempre están ahí.

Mis primas... qué puedo decir de ellas... que afortunadamente en el reparto de familias me tocaron también buenas amigas.

Mis amigas, todas ellas, las que están lejos y las que están cerca, porque a pesar de los despidos, las rupturas, los kilómetros, los celos, las broncas y el mileurismo, hacen que todo parezca menos malo cuando lo compartimos.

Mis ex compañeras de trabajo, que no amigas ;-P, por enriquecer el mundo, cada una con el suyo, tan distintas y tan interesantes, y por abrirme los ojos a realidades que a simple vista pasan desapercibidas.

Y el montón de mujeres que me cruzo cada día, cada una con sus cosas, cada una con su lucha, con sus miedos, con sus dramas, pero sobre todo, con su valentía y su capacidad de seguir adelante, siempre adelante.

Gracias a todas por ser mi inspiración!


PD: no os perdáis el cartel de Sonia para celebrar este día... (http://sonietefuen.blogspot.com/, post del 25/02/08)

divendres, 29 de febrer del 2008

dimecres, 27 de febrer del 2008

Ahir quatre, però...


des de l'1 de gener, 17 persones mortes.

"Normalment" (si és que se'n pot dir normal, d'això) és 1 cada 4 dies, ahir es van invertir els números.

No sé si algú encara té ganes de parlar dels debats de la tele...

dimarts, 26 de febrer del 2008

Avui només una foto...

dilluns, 11 de febrer del 2008

Cap de setmana

Hacía tiempo que no descubría algún lugar nuevo en la ciudad. No porque no los haya, clara, pero últimamente no salgo mucho, y menos a descubrir mundo.

El sábado por la tarde, dentro del programa de las “Festes de la Laia”, me tocó contar un cuento antes de un concierto infantil. Cuando desde la Associació de Narradores i Narradors me dijeron que me tocaba contar en la iglesia de Santa Anna, tuve que buscar en el mapa de Barcelona dónde estaba.

Me sorprendió que estuviera tan céntrica y a mí nunca se me hubiera ocurrido entrar allí. Quizá ya la conozcáis, se entra desde la calle Santa Anna (sí, sí, justo ésa que va desde las Ramblas a Portal de l’Àngel), delante hay una pequeña plaza donde hay un quiosco de flores. Eso sí me sonaba, incluso creo que he comprado flores allí alguna vez, pero la iglesia... ni idea.

Pues bien, es una pequeña iglesia en medio de la vorágine del centro, rodeada de las mejores muestras de especulación y otras lindezas de la ciudad (el Hard Rock Café, sin ir más lejos) No os perdáis el techo y el claustro, ¡impagable! No sé qué horarios tiene, pero seguro que los domingos a eso de las 12h está abierta y el párroco se alegra de veros, aunque sólo sea para cotillear ;-)

Para los amigos y amigas de fuera que vienen de vez en cuando: sabed que se acaba de inaugurar una nueva parada en mi ruta turística de Barcelona. No os torturaré más con San Felip Neri...

El próximo ciclo de visitas será temático y me llevará unas cuantas semanas, así que espero empezarlo el próximo fin de semana. Y esta vez me llevaré la cámara, no quiero que un rincón así me pille por sorpresa otra vez. Seguiremos informando.

dimarts, 22 de gener del 2008

Dedicated

Sovint passa que vols començar una història i no saps per on fer-ho. És evident que tot comença pel principi, però a vegades els principis estan amagats, o quan tu creus que comences, algú altre ja ha acabat o està al mig del camí, o ni tan sols sap que el camí existeix. No parlo d’històries escrites, sinó de les altres, històries personals, d’amics, amigues, amors, família, feines... Històries que sempre superen la ficció, i que tot i que no ho sembli, segueixen moltes vegades el mateix patró. El que passa és que tenim el cap en altres llocs, i la vida no és un llibre, per tant els capítols i les pàgines estan desordenades, i els personatges tenen més vida pròpia que els de les novel·les, és a dir, que mai saps quan hi haurà un gir en el guió.

I són aquests petits girs del guió, aquests personatges que m’envolten, els que donen sentit a la meva vida. I m’agrada, de tant en tant, parar un moment, i imaginar que sóc la protagonista del meu propi conte, i que tots i totes les que passeu per la narració hi contribuïu d’una manera única i especial. Com va dir en Txekhov, si al començament d’un relat s’ha dit que hi ha un clau a la paret, aquest clau ha de servir al final perquè el protagonista hi lligui la corda amb què es penjarà (o alguna cosa per l’estil).

És evident que també hi ha claus que una voldria que no tornessin a sortir mai més al relat, i que no tinguessin cap mena d’importància, però suposo que aquests petits inconvenients van amb la feina de ser un personatge literari. Però centrem-nos, que estic perdent el fil i m’estic deixant la dedicatòria del títol, i suposo que si el clau ha de tenir significat, el títol també, no?

Òbviament no calen noms... espero que tot et vagi bé en aquesta nova aventura. Gràcies per tots els moments d’aquests dos anys i escaig, i pels que ens queden!! Gràcies per les converses, fins i tot per les discussions, pel suport, per l’amabilitat i la diplomàcia (sobretot la diplomàcia!!!) i per ser un d’aquells personatges silenciosos que apareixen al capítol del mig, desconcertant qui llegeix, que no sap ben bé quin serà el seu paper en el relat, i que poc a poc es van convertint en imprescindibles.

Ádh mór ort!

dimarts, 15 de gener del 2008

Como la vida misma

Va perdre les claus un dia qualsevol. Segurament no sap quan ni com ni a on. Simplement, en el moment que les necessitava no les va trobar. “Impossible!” es va dir a si mateix. “Si sempre les duc al mateix lloc precisament per no perdre-les”.

El primer dia va buscar a totes les butxaques: pantalons, jaquetes, abrics, camises... Res de res. El segon dia, va escorcollar tota la casa. Potser al calaix del moble del rebedor? No. La tauleta de nit? Tampoc. Res. El tercer dia, va interrogar la família, les amistats, el veí de la porta del costat. Igual resultat. Res. Ningú les havia vist, ningú les havia agafat. Al final, després de tres dies, va haver d’acceptar la realitat i assumir que havia perdut les claus i que probablement no les trobaria mai.

Jo encara no el conec. Però vaig trobar les seves claus dissabte al matí, al costat del semàfor que hi ha davant de casa. Vaig mirar a un costat i l’altre, per si de cas veia algú amb cara despistada buscant alguna cosa. Res. Així que vaig guardar les claus, no sé ben bé per què. Potser per si de cas algun dia descobreixo què obren.

De moment ja tinc una història.